Durante el siglo XVIII, la influencia del movimiento conocido con el nombre de Ilustración produjo importantes cambios, tanto en el orden político como en lo referente a la vida cotidiana. Desde el punto de vista intelectual, supuso la búsqueda de la verdad de un modo racional. Las ideas de la Ilustración consiguieron producir un notable avance en el campo de las ciencias, y una exaltada defensa de los derechos y obligaciones del hombre para con la sociedad, contribuyendo también a desacreditar los movimientos religiosos, calificandolos como contrarios al racionalismo. La decadencia de España como nación dominante hasta la segunda mitad del siglo XVII propició la ascención de Francia como centro de referencia cultural, político y económico. París se convirtió en la capital de la Ilustración. Quienes aspiraban a ser reconocidos como ilustrados aprendían francés.Cualquier actividad humana donde se utilizase el francés adquiria de inmediato la etiqueta de distinción.
Los gobiernos regidos por la aristocracia, en régimen casi feudal, dejaron paso a un sistema más racional de concebir la administración. Fue la época del despotismo ilustrado, de los orígenes del Estado moderno, en el que comenzaron a abolirse los privilegios que detentaban las clases altas de la sociedad, asi como el poder de los clérigos y de la iglesia.
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